Existen muy diversas opiniones sobre los videojuegos para
niños y su parte nociva. Si bien muchos de ellos contienen elementos agresivos
o bélicos hay también algunos que se consideran didácticos, como aquellos que
enseñan ortografía y gramática, los que invitan a utilizar técnicas matemáticas
o los que reproducen escenarios históricos, con sus personajes y costumbres de
la época.
Muchos
expertos destacan la parte negativa de esta forma de entretenimiento sobre los
jugadores y su comportamiento, como la posibilidad de desarrollar actitudes
violentas o agresivas, lo cual se produce en realidad en un porcentaje muy
pequeño del número total de jugadores.
Los
posibles perjuicios de los videojuegos dependen en todo caso de la persona, su
entorno y el abuso que se haga de ellos, y algunos de los más destacados son:
- Aislamiento del entorno
- Generan estrés
- Incitan a conductas sexistas
- Dependencia y adicción
- Excesiva competitividad
- Confusión entre realidad y juego
- Simplificación de todo como bueno o malo
- Limitan la imaginación
- Pérdida de vista y dolor de cabeza y espalda
- Disminución del rendimiento académico
- Fomentan el consumismo
No
obstante, tienen también variados beneficios como potenciar los reflejos,
mejorar la capacidad de concentración y atención, contenidos didácticos,
promover la actividad de la persona, favorecer el razonamiento lógico, definen
estrategias para resolver problemas y, en el caso de los videojuegos en red,
ayudan a crear relaciones sociales. También, algunos videojuegos, aumentan la
creatividad.
Control paterno
Es
muy importante que los padres lleven a cabo un control a la hora de comprar y
utilizar un videojuego siguiendo estas recomendaciones:
- Es fundamental jugar con los hijos para controlar el contenido del videojuego y aumentar el tiempo en familia.
- Controlar el tiempo, marcando siempre un máximo.
- Observarlos mientras juegan para comprobar si hay cambios de actitud, de humor, irritabilidad, personalidad, etc.