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lunes, 1 de julio de 2013

¡Fuera rabietas!

 

Los síntomas son claros: lloros, gritos incontrolados, pataletas en el suelo y, en ocasiones, algún que otro golpe. Las causas, casi siempre coinciden: la frustración por no poder conseguir lo que quieren, cansancio o porque algo no les salga como esperaban. Y el resultado: una actitud que puede hacer perder los nervios a muchos padres, especialmente si la escenita se produce en un espacio público.

¿Os suenan este tipo de situaciones? Si es así, en Agendadeisa.com queremos ayudarte para dar con la solución a este problema, cada vez más presente en las familias. El mejor antídoto será siempre corregir estos comportamientos lo antes posible para evitar que se convierta en un arma en manos de los niños para lograr todo lo que se proponen.

Se trata de que vosotros, papás y mamás, también podéis convertiros en una ‘supernanny’ y lograr que vuestros peques abandonen estos berrinches que, por otro lado, no son algo fuera de lo normal. Como advierten la mayoría de psicólogos, la comunicación con los hijos es lo más importante. Los padres deben hacer que el niño comprenda que tiene derecho a enfadarse pero que los gritos y las pataletas no es la forma adecuada de demostrarlo, ni tampoco de conseguir lo que quieren. Eso sí, cuando se le pase el berrinche. Si la próxima vez, opta por el diálogo en vez de por la rabieta, es fundamental felicitarle por ello.

Por eso, es importante no ceder y tener paciencia para que el pequeño se dé cuenta de que no consigue nada con la rabieta.

Desde Agendadeisa.com sabemos que no es fácil para los padres controlar este tipo de situaciones, pero os animamos a que toméis nota de estos cuatro consejos imprescindibles, en los que coinciden la mayoría de expertos:
  • Ante una rabieta, tanto el padre como la madre deben responder por igual. Si uno cede, las estrategias no resultarán efectivas.
  • Es preciso mantener la calma y no enfadarse y gritar. De ese modo, solo conseguimos que el niño vea que los padres emulan su actitud.
  • Disculparse con las personas a quienes el niño molesta con su rabieta y hacer todo lo posible para que estas molestias se minimicen.
  • Reforzar las actitudes positivas y premiar con gestos de cariño cuando el niño evite por sí solo las rabietas ante una frustración.

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